Laura Marling me plantea una de esas situaciones extrañas que me ocurren ahora que empiezo a darme cuenta de que me he convertido en un adulto. No lo vi venir, pero lo cierto es que he llegado a la edad donde me es posible tener ídolos que son más jóvenes que yo. Hace mucho rato me había pasado con los espectáculos deportivos; siguiendo por ejemplo campeonatos de fútbol de sub-17 y sub-20, y hablando, con propiedad, de ‘’ los pelados ‘’ (así se le dice en mi región a los muchachos, los chamacos, los chavales).
Pero en la música es un poco diferente, y aún seguía mirando hacia arriba a aquellos artistas que me hacían estremecer. Hayley Williams fue, de hecho, la primera que me condujo a la revelación de la que les hablo, pero mi admiración por ella va en otro sentido. Ustedes me entienden.
Laura Marling, que en el pasado mes de febrero cumplió los veinte añitos, es una artista verdaderamente cautivadora. Las singer-songwriter de este estilo se han proliferado, y teniendo muchas de ellas una buena factura, es difícil escoger una favorita.
Ya sea con el pelo claro u oscuro, esa expresión pálida pero amable es encantadora.
De Laura me gusta aún más su último álbum I speak Because I can, que el debut Alas I cannot Swim; lo siento aún más melancólico y bello. Siento que canta las canciones con aún más propiedad. «And I am Laura now, and Laura still, And you did always say that one day I would suffer», canta en la grandiose Blackberry Stone. Que, entre a muchas de las grandes voces de nuestro mundo, remite a Cat Power.
Con toda su juventud Laura encarna este proyecto de folk sombrío y seductor a la vez. Cuenta viajes del alma a través de un mundo complicado. Apela a fórmulas conocidas para desarrollar su potencial poético. La música es conmovedora y enérgica a la vez. Y cada una de las líneas que entona Laura es un regalo para el espíritu.
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es encantadora :)
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