Calibre 2010 no ha sido el mayor festival de música Rock que ha tenido la ciudad, pero dentro de los eventos realizados bajo este nombre, que viene haciéndose anualmente desde 2006, fue el que tuvo mayor difusión, asistencia y artistas de renombre.
El evento dio inicio justo después de la hora del almuerzo para lograr presentar a la gran cantidad de agrupaciones en un solo día. Se escogió un lugar novedoso, por lo cual se temió que a último momento, y como ha pasado varias veces, se terminara reubicando en un espacio más tradicional para este tipo de eventos, como el teatro al Aire Libre Los Cristales o la Unidad Deportiva Panamericana. No pasó y la organización se mantuvo en su idea de meter el evento sobre el mítico Puerto Ortiz debajo del cual pasan las – hasta ese entonces no tan turbias – aguas del Río Cali. Este es el centro histórico y cultural de la ciudad, y allí a un lado queda el Centro Administrativo Municipal.
Llegué tarde, cuando la mayor parte de las bandas ya habían realizado su presentación y el área cercada se encontraba repleta. Y afuera de ella muchas más personas. No me considero muy acertado para medir concurrencias sólo con la vista. Así que no sé, ¿3000? ¿4000 personas? Había presencia de las escenas que es posible reconocer, aunque pocos metaleros – que son una comunidad muy grande en Cali – porque este día no les atañía. Sin embargo los que habían demostrarían excelentes ánimos con las últimas dos bandas de la noche.
La onda ‘alternativa’ no es que se mueva mucho en Cali, sobre todo si no pensamos, como algunos, en Reggae y Ska como incluidos en esta definición. Digo esto porque Cali nunca ha tenido la presencia de una banda ‘Indie’ internacional, y la respuesta que generan en el público las pocas propuestas locales es más bien pálida. Además muchos ‘alternativos’ siguen suspirando por Radiohead y Nirvana sin entender mucho cuando se les habla de agrupaciones nacidas a partir del 2000.
Sin embargo, sin entrar en discusiones acerca de definiciones, vamos a los hechos que nos dicen que ‘Calibre: Festival de Rock Alternativo y Medio ambiente’ presentaba todo tipo de propuestas que no habían sido incluidas en las anteriores citas del Circuito Rock Cali, es decir todo lo que no era Metal, ni ‘Gótico’ – sí, algunos creen que la música gótica existe – o Rock-Pop.
Cierro paréntesis. Mientras llegaba por una de las rutas de acceso al evento, sonaban los últimos temas de la agrupación Chite, a quienes quería ver. Error; asumí que por asunto de reverencia al foráneo, se ubicarían a los 4 grupos de afuera al cierre del evento. No fue así. De Viral Invasivo no supe cómo les fue, ni si tocaron. Me perdí Chite; sólo escuché completa ‘La Punkera de mi Barrio’ y no le puse mucho cuidado porque estaba buscando la manera de esconder la correa – que llevé por error – de los policías. El muchacho, antes de formarme para entrar, me preguntó – Tiene correa, y sagazmente mentí – no. En seguida me la saqué, la hice bola y me la metí en los pantalones. En el momento de la requisa, el hombre tocó en esa parte, dura y prominente, pero debió asumir que era mi virilidad.
Descubriría en pocos minutos que restaban bandas caleñas en la programación. La siguiente, Silicona Valley. Un grupo de cuatro chicas – asumo que todas son lesbianas – tipo Riot Grrrrrrrl! Con letras demasiado estúpidas, que sin embargo algo nos dicen sobre los imaginarios de una pequeña comunidad de artistas decadentes que escupe la sucursal del cielo. Muestra ellas del incipiente hipsterismo caleño. Es evidente que su mayor influencia es Le Tigre y Se echó de menos algunos de los dos, y muy acertados covers, que hacen parte de su repertorio – ‘Hit me’ de The Sounds y ‘Y Control’ de Yeah Yeah Yeahs -. Con ellas descubrí que se estaba obligando a las agrupaciones a interpretar sets relámpago. Hay que decir en favor de la banda que han madurado en tarima y que actitud nunca les ha faltado. La guitarrista sabe cómo hacer chirriar su instrumento para subirle a la diversión, y en conjunto saben para dónde van. No hay que caer en el error de tomárselas en serio. Es fácil odiarlas, pero es mejor divertirse con ellas. Además son una banda a la que he troleado en vivo (tal vez luego les cuente).
Por haber llegado tarde, creí que me libraría de ver a El Finger. Pero ahí estaban. Para los que no tienen el privilegio, esta es una banda que desde hace como 7 años se debate entre plagiar a Molotov o a Linkin Park, pero al final desbordan tanta caleñidad que terminan siendo algo un poco más genuino. La banda es buena considerando el hecho de que nunca triunfarán en otra parte distinta al circuito de los conciertos gratuitos de su ciudad natal. Se harán viejos tocando ‘La Ley’ para nuevas generaciones de adolescentes rabiosos, y lo harán bien. Su resumida presentación fue enérgica, e incluyó el obligado cover de RATM y una versión de ‘Given Up’ de Linkin Park que va con pulgar arriba por ser una importante muestra de actualización y de conexión con el público más joven que no pierde de vista la carrera de esta banda que yo dejé de escuchar hace 5 o 6 años.
El Finger.
Siguió Djembe Sound. La reseña de su actuación: ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ
Sigamos. Lamento no haber sacado fotografías de la presentación de Nepentes, pero es que quise hacer periodismo de inmersión. Entonces me fui ligero para estar en el centro de la acción. La noche estaba hermosa y la luna resplandecía. Un sector de la parte de adelante del público empezó a entonar un mensaje que parece ser el lema de batalla de la banda. Entonces supe que lo que se venía no era cualquiera cosa. El público estaba familiarizado con la música de Nepentes y ellos se lo agradecerían. El vocalista hizo su invocación y el cuarteto hizo estallar el lugar. No hay que ser un genio para descubrir que Nepentes no es una banda original ni revolucionaria. Pero saben darse a su público. Son humildes y uno termina por creerles, por más que uno quisiera quedarse reparando en lo ingenuas de sus letras. 'Lento' y 'Somos Violentos', sin decir mucho realmente, se convierten en cantos realmente contundentes.
Me dejé contagiar por la energía de estos muchachos y en un momento llegué a temer por mi integridad física. Con ‘Se tienen Rencor’ se vivieron algunos de los momentos más emotivos, con el ejercicio propuesto por el cantante.
Mil pesos al que me encuentre.
La banda trajo su mensaje de ‘sana violencia’ y Cali lo recibió muy bien.
Desde antes de que Nepentes se subiera a la tarima, el asunto del tiempo había generado preocupación. Como si fuera la primera vez que pasa, el presentador anunció que, contrario a los planes del festival, la administración local había decidido que sólo prestaría el lugar hasta las 9 de la noche. Y que agradecía a las bandas por su comprensión, y les pedía disculpas por haberlas hecho acortar notablemente su acto. !Increíble que después de tantas experiencias siga pasando lo mismo¡
Lo bueno de esto es que fue más fácil soportar la presentación de Djembe Sound. Pero estaba el problema de que eran más de las ocho y aún había una agrupación local antes del esperado cierre de Estados Alterados, MR.Fong. Mi mejor amigo desesperanzado protestaba diciendo que pondrían a Estados Alterados a tocar dos canciones y que prefería no ver algo así. Pero yo estaba convencido de que la organización no iba a permitir que algo así pasara, y que primero le pedían el favor de no tocar a la banda que faltaba, antes de sacrificar el arte de Estados Alterados. A pesar de esto yo mismo me sorprendí, cuando la tarima se tornó galáctica, y el presentador empezó a hacer referencia a los himnos de la ya legendaria agrupación. Sí, sacaron a una banda de programación para poder ajustarse a los horarios. (¡Pilas con éso! Es preferible clasificar menos agrupaciones, pero que puedan tocar, y lo suficiente)
Entonces corrí nuevamente al tumulto a intentar hacerme un lugar para presenciar mejor lo que venía. Desde el comienzo fue electrizante. La espera por la salida de Elvis se hizo prolongada mientras los otros cinco músicos construían la atmósfera de la presentación y lograban que la gente hiciera los primeros intentos de baile de la noche. Cuando llegó su turno, el público entró en éxtasis.
La banda inició arremetiendo con cortes de su más reciente álbum, que, me incluyo, la mayor parte de la audiencia desconocía. Fue como en la cuarta canción que nos dio la oportunidad de cantar con ‘La Fiebre de Marzo’; un sencillo de su tercer álbum, que en su versión de estudio resulta un poco traidora del sonido de la banda, pero que con el formato en vivo encaja sin problema en el concepto artístico. ‘Contenme’, el sencillo promocional del nuevo álbum, demostró ser una excelente canción, tan buena como o incluso superior a algunos de los clásicos de Estados Alterados.
Estados Alterados.
La presentación fue larga, y al ver cómo metían más y más material del nuevo álbum, nos relajamos y supimos que el miedo de un set relámpago estaba superado. Estas nuevas canciones calaron bien entre el público, aunque no puede evitar pensar que funcionaron sólo por ser ellos, ya que son muy distintas a lo que se suele privilegiar en esta ciudad. Un sonido actual, mezclando el baile con el espíritu Punk, y la profundidad lírica, sin perder la identidad y la fuerza de la marca Estados Alterados.
Apareció ‘Nada’, esa canción siniestra y hermosa. La banda crecía cada vez más en carisma y poderío y dejó todo listo para rematar con sus Súper hits: El Velo, que por su ‘vulgarización’ no deja de ser una de las canciones mejor hechas de la historia de la música de este país y probablemente del continente y ‘el himno’, como ellos mismos lo llaman, 'Muévete', que sonó más robótico que nunca y fue alargado para favorecer el baile desenfrenado y extático.
El show finalmente fue hasta las 9:15, con lo que tuvimos a Estados Alterados por aproximadamente una hora. Se echó en falta ‘Seres de la Noche’, pero considerando la alta calidad de los temas nuevos, no nos quedaron debiendo nada. Fue una linda oportunidad para que muchos saldáramos una vieja deuda – La Fiebre de Marzo es uno de los primeros recuerdos musicales que tengo – y lo mejor es que fue con una banda en proceso de reinvención, que no luce vieja en absoluto; han tomado un nuevo aire y prometen demasiado. Qué bueno que Cali fuese partícipe de esto.
Pese a los errores ya señalados, mis felicitaciones a la organización de Calibre y a este colectivo que está moviendo el Rock en Cali. Aún falta el gran festival que nos están prometiendo desde hace rato; pero mientras esperamos, recordar Calibre 2010 nos hará sonreír aliviados porque la vaina pinta mejor.
El evento dio inicio justo después de la hora del almuerzo para lograr presentar a la gran cantidad de agrupaciones en un solo día. Se escogió un lugar novedoso, por lo cual se temió que a último momento, y como ha pasado varias veces, se terminara reubicando en un espacio más tradicional para este tipo de eventos, como el teatro al Aire Libre Los Cristales o la Unidad Deportiva Panamericana. No pasó y la organización se mantuvo en su idea de meter el evento sobre el mítico Puerto Ortiz debajo del cual pasan las – hasta ese entonces no tan turbias – aguas del Río Cali. Este es el centro histórico y cultural de la ciudad, y allí a un lado queda el Centro Administrativo Municipal.
Llegué tarde, cuando la mayor parte de las bandas ya habían realizado su presentación y el área cercada se encontraba repleta. Y afuera de ella muchas más personas. No me considero muy acertado para medir concurrencias sólo con la vista. Así que no sé, ¿3000? ¿4000 personas? Había presencia de las escenas que es posible reconocer, aunque pocos metaleros – que son una comunidad muy grande en Cali – porque este día no les atañía. Sin embargo los que habían demostrarían excelentes ánimos con las últimas dos bandas de la noche.
La onda ‘alternativa’ no es que se mueva mucho en Cali, sobre todo si no pensamos, como algunos, en Reggae y Ska como incluidos en esta definición. Digo esto porque Cali nunca ha tenido la presencia de una banda ‘Indie’ internacional, y la respuesta que generan en el público las pocas propuestas locales es más bien pálida. Además muchos ‘alternativos’ siguen suspirando por Radiohead y Nirvana sin entender mucho cuando se les habla de agrupaciones nacidas a partir del 2000.
Sin embargo, sin entrar en discusiones acerca de definiciones, vamos a los hechos que nos dicen que ‘Calibre: Festival de Rock Alternativo y Medio ambiente’ presentaba todo tipo de propuestas que no habían sido incluidas en las anteriores citas del Circuito Rock Cali, es decir todo lo que no era Metal, ni ‘Gótico’ – sí, algunos creen que la música gótica existe – o Rock-Pop.
Cierro paréntesis. Mientras llegaba por una de las rutas de acceso al evento, sonaban los últimos temas de la agrupación Chite, a quienes quería ver. Error; asumí que por asunto de reverencia al foráneo, se ubicarían a los 4 grupos de afuera al cierre del evento. No fue así. De Viral Invasivo no supe cómo les fue, ni si tocaron. Me perdí Chite; sólo escuché completa ‘La Punkera de mi Barrio’ y no le puse mucho cuidado porque estaba buscando la manera de esconder la correa – que llevé por error – de los policías. El muchacho, antes de formarme para entrar, me preguntó – Tiene correa, y sagazmente mentí – no. En seguida me la saqué, la hice bola y me la metí en los pantalones. En el momento de la requisa, el hombre tocó en esa parte, dura y prominente, pero debió asumir que era mi virilidad.
Descubriría en pocos minutos que restaban bandas caleñas en la programación. La siguiente, Silicona Valley. Un grupo de cuatro chicas – asumo que todas son lesbianas – tipo Riot Grrrrrrrl! Con letras demasiado estúpidas, que sin embargo algo nos dicen sobre los imaginarios de una pequeña comunidad de artistas decadentes que escupe la sucursal del cielo. Muestra ellas del incipiente hipsterismo caleño. Es evidente que su mayor influencia es Le Tigre y Se echó de menos algunos de los dos, y muy acertados covers, que hacen parte de su repertorio – ‘Hit me’ de The Sounds y ‘Y Control’ de Yeah Yeah Yeahs -. Con ellas descubrí que se estaba obligando a las agrupaciones a interpretar sets relámpago. Hay que decir en favor de la banda que han madurado en tarima y que actitud nunca les ha faltado. La guitarrista sabe cómo hacer chirriar su instrumento para subirle a la diversión, y en conjunto saben para dónde van. No hay que caer en el error de tomárselas en serio. Es fácil odiarlas, pero es mejor divertirse con ellas. Además son una banda a la que he troleado en vivo (tal vez luego les cuente).
Por haber llegado tarde, creí que me libraría de ver a El Finger. Pero ahí estaban. Para los que no tienen el privilegio, esta es una banda que desde hace como 7 años se debate entre plagiar a Molotov o a Linkin Park, pero al final desbordan tanta caleñidad que terminan siendo algo un poco más genuino. La banda es buena considerando el hecho de que nunca triunfarán en otra parte distinta al circuito de los conciertos gratuitos de su ciudad natal. Se harán viejos tocando ‘La Ley’ para nuevas generaciones de adolescentes rabiosos, y lo harán bien. Su resumida presentación fue enérgica, e incluyó el obligado cover de RATM y una versión de ‘Given Up’ de Linkin Park que va con pulgar arriba por ser una importante muestra de actualización y de conexión con el público más joven que no pierde de vista la carrera de esta banda que yo dejé de escuchar hace 5 o 6 años.
El Finger.
Siguió Djembe Sound. La reseña de su actuación: ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ
Sigamos. Lamento no haber sacado fotografías de la presentación de Nepentes, pero es que quise hacer periodismo de inmersión. Entonces me fui ligero para estar en el centro de la acción. La noche estaba hermosa y la luna resplandecía. Un sector de la parte de adelante del público empezó a entonar un mensaje que parece ser el lema de batalla de la banda. Entonces supe que lo que se venía no era cualquiera cosa. El público estaba familiarizado con la música de Nepentes y ellos se lo agradecerían. El vocalista hizo su invocación y el cuarteto hizo estallar el lugar. No hay que ser un genio para descubrir que Nepentes no es una banda original ni revolucionaria. Pero saben darse a su público. Son humildes y uno termina por creerles, por más que uno quisiera quedarse reparando en lo ingenuas de sus letras. 'Lento' y 'Somos Violentos', sin decir mucho realmente, se convierten en cantos realmente contundentes.
Me dejé contagiar por la energía de estos muchachos y en un momento llegué a temer por mi integridad física. Con ‘Se tienen Rencor’ se vivieron algunos de los momentos más emotivos, con el ejercicio propuesto por el cantante.
Mil pesos al que me encuentre.
La banda trajo su mensaje de ‘sana violencia’ y Cali lo recibió muy bien.
Desde antes de que Nepentes se subiera a la tarima, el asunto del tiempo había generado preocupación. Como si fuera la primera vez que pasa, el presentador anunció que, contrario a los planes del festival, la administración local había decidido que sólo prestaría el lugar hasta las 9 de la noche. Y que agradecía a las bandas por su comprensión, y les pedía disculpas por haberlas hecho acortar notablemente su acto. !Increíble que después de tantas experiencias siga pasando lo mismo¡
Lo bueno de esto es que fue más fácil soportar la presentación de Djembe Sound. Pero estaba el problema de que eran más de las ocho y aún había una agrupación local antes del esperado cierre de Estados Alterados, MR.Fong. Mi mejor amigo desesperanzado protestaba diciendo que pondrían a Estados Alterados a tocar dos canciones y que prefería no ver algo así. Pero yo estaba convencido de que la organización no iba a permitir que algo así pasara, y que primero le pedían el favor de no tocar a la banda que faltaba, antes de sacrificar el arte de Estados Alterados. A pesar de esto yo mismo me sorprendí, cuando la tarima se tornó galáctica, y el presentador empezó a hacer referencia a los himnos de la ya legendaria agrupación. Sí, sacaron a una banda de programación para poder ajustarse a los horarios. (¡Pilas con éso! Es preferible clasificar menos agrupaciones, pero que puedan tocar, y lo suficiente)
Entonces corrí nuevamente al tumulto a intentar hacerme un lugar para presenciar mejor lo que venía. Desde el comienzo fue electrizante. La espera por la salida de Elvis se hizo prolongada mientras los otros cinco músicos construían la atmósfera de la presentación y lograban que la gente hiciera los primeros intentos de baile de la noche. Cuando llegó su turno, el público entró en éxtasis.
La banda inició arremetiendo con cortes de su más reciente álbum, que, me incluyo, la mayor parte de la audiencia desconocía. Fue como en la cuarta canción que nos dio la oportunidad de cantar con ‘La Fiebre de Marzo’; un sencillo de su tercer álbum, que en su versión de estudio resulta un poco traidora del sonido de la banda, pero que con el formato en vivo encaja sin problema en el concepto artístico. ‘Contenme’, el sencillo promocional del nuevo álbum, demostró ser una excelente canción, tan buena como o incluso superior a algunos de los clásicos de Estados Alterados.
Estados Alterados.
La presentación fue larga, y al ver cómo metían más y más material del nuevo álbum, nos relajamos y supimos que el miedo de un set relámpago estaba superado. Estas nuevas canciones calaron bien entre el público, aunque no puede evitar pensar que funcionaron sólo por ser ellos, ya que son muy distintas a lo que se suele privilegiar en esta ciudad. Un sonido actual, mezclando el baile con el espíritu Punk, y la profundidad lírica, sin perder la identidad y la fuerza de la marca Estados Alterados.
Apareció ‘Nada’, esa canción siniestra y hermosa. La banda crecía cada vez más en carisma y poderío y dejó todo listo para rematar con sus Súper hits: El Velo, que por su ‘vulgarización’ no deja de ser una de las canciones mejor hechas de la historia de la música de este país y probablemente del continente y ‘el himno’, como ellos mismos lo llaman, 'Muévete', que sonó más robótico que nunca y fue alargado para favorecer el baile desenfrenado y extático.
El show finalmente fue hasta las 9:15, con lo que tuvimos a Estados Alterados por aproximadamente una hora. Se echó en falta ‘Seres de la Noche’, pero considerando la alta calidad de los temas nuevos, no nos quedaron debiendo nada. Fue una linda oportunidad para que muchos saldáramos una vieja deuda – La Fiebre de Marzo es uno de los primeros recuerdos musicales que tengo – y lo mejor es que fue con una banda en proceso de reinvención, que no luce vieja en absoluto; han tomado un nuevo aire y prometen demasiado. Qué bueno que Cali fuese partícipe de esto.
Pese a los errores ya señalados, mis felicitaciones a la organización de Calibre y a este colectivo que está moviendo el Rock en Cali. Aún falta el gran festival que nos están prometiendo desde hace rato; pero mientras esperamos, recordar Calibre 2010 nos hará sonreír aliviados porque la vaina pinta mejor.
Buena reseña, se nota que disfruto bastante.
ResponderEliminarpero me quedan unas dudas. El festival tenía varios días, ¿Esta reseña es solo del ultimo día? ¿No pudo asístir a los demás?
Gracias, señor defenzor. Era un festival de un único día y empezó temprano. A eso de la una de la tarde, creo.
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