Tenía la firme intención de que el concepto de Cultura Musical fuera el elemento central de mi Tesis de grado, pero como fui incapaz de presentar un anteproyecto donde desarrollara de forma clara y contundente lo que quería hacer - no logré explicar qué era lo novedoso o pertinente que venía con eso - recibí severas críticas por parte de mi profesora que echaron todo a la basura. Hubiese podido perseverar en la idea, pero preferí, en un ágil movimiento, cambiar a otro asunto, igual de valioso, y más fácil de resolver a mediano plazo.
Pero hay un montón de ideas y reflexiones que no puedo sacarme de la cabeza, y de una u otra forma debo atenderlas y darles algún curso aprovechando que existe este espacio. Empecemos con que entiendo por Cultura Musical todos los hábitos, disposiciones y procesos asociados al consumo musical en una persona. Los previos al acto - cómo se consigue o accede a la música, motivado por qué -, los simultáneos - qué tanta música se escucha, en qué lugar, en compañía de quién - y los posteriores - cómo y con quién se comenta y comparte -. Además de muchas otras inquietudes.
Más que de consumo musical, me gusta hablar de experiencia con la música, ya que esta construye toda una serie de rutinas y negociaciones con el mundo que construyen significados aún cuando no se está escuchando directamente. Modifica las formas de pensar, vivir y sentir, y se mezcla con las demás dimensiones de la vida humana. Y esto va mucho más allá de la ya clásica ilustración de las 'tribus urbanas' o 'subculturas juveniles', que considero la imagen más superficial de una serie de procesos más complejos e interesantes, aunque quizás de menos impacto social - en apariencia - por lo cual no se reconocen mucho.
No es que no se haya tratado; es sólo que siento que por la posición en la que me encuentro, la de un joven con más de una década de entusiasmo por la música que ha vivido cambios dramáticos en la forma como se relaciona con ella, hasta llegar a constituir una parte fundamental del ser, puedo aportar una visión actualizada y cuidadosa de la cuestión. ¿Qué es lo que me interesa finalmente? Entender por qué somos tan diferentes en nuestra relación con la música. Porque aunque sea esta la expresión artística de disfrute universal por excelencia, es evidente que el interés que suscita, y el rol que le damos en nuestra cotidianidad, varía de un extremo al otro.
Todos, con pocas excepciones, escuchamos música en un acto que es fisiológicamente el mismo, pero todo lo que sucede de allí en más - en lo emocional, psicológico, social y cognitivo -es completemante impredecible - y corresponde a unos insumos personales que aún no es posible detectar con claridad. La capacidad de combinar unos estilos con otros versus casarse con un género, la necesidad de poseer la música versus el buscarla sólo cuando se necesita, el interés por tener los álbumes completos versus el conformarse con canciones sueltas, el tender a la idolización de los artistas versus la mirada ultracrítica y descorazonada del snob musical.
Estas posiciones y, todos los matices y cruces posibles, pertenecen a culturas musicales particulares, que podrían calificarse - con mucho cuidado de no caer en el elitismo - como más o menos complejas o más o menos desarolladas. En cualquier caso, un interés que nace sin duda de la explosión de las súper nuevas tecnologías, y si hay, dentro de la red, un espacio que me ha llevado a maravillarme ante lo diversa y rica que puede ser la experiencia con la música es Last.fm. Algo tan grande pide a gritos una mirada Sociológica-antropológica.
Last.fm es excelente recopilando, sistematizando y compartiendo con el mundo los hábitos de escucha de los usuarios, al menos en el tiempo en que éstos están conectados a sus PCs - y dispositivos multimedia portatiles, en los casos en que está disponible el servicio.
A partir de este encuentro con mis intereses en este campo, espero pronto entregar algunas reflexiones un poco más enfocadas en ciertos interrogantes - si se puede - con algo de apoyo teórico. Valoraré mucho sus opiniones, ya que siento que esta es una propuesta investigativa que aún tiene algo de validez hacia el futuro, y me gustaría saber cómo la ven. Un saludo a los que califican como 'nefastas' a todas las entradas; me muero de ganas de que me manden los links de sus espectaculares blogs.
Estas posiciones y, todos los matices y cruces posibles, pertenecen a culturas musicales particulares, que podrían calificarse - con mucho cuidado de no caer en el elitismo - como más o menos complejas o más o menos desarolladas. En cualquier caso, un interés que nace sin duda de la explosión de las súper nuevas tecnologías, y si hay, dentro de la red, un espacio que me ha llevado a maravillarme ante lo diversa y rica que puede ser la experiencia con la música es Last.fm. Algo tan grande pide a gritos una mirada Sociológica-antropológica.
Last.fm es excelente recopilando, sistematizando y compartiendo con el mundo los hábitos de escucha de los usuarios, al menos en el tiempo en que éstos están conectados a sus PCs - y dispositivos multimedia portatiles, en los casos en que está disponible el servicio.
A partir de este encuentro con mis intereses en este campo, espero pronto entregar algunas reflexiones un poco más enfocadas en ciertos interrogantes - si se puede - con algo de apoyo teórico. Valoraré mucho sus opiniones, ya que siento que esta es una propuesta investigativa que aún tiene algo de validez hacia el futuro, y me gustaría saber cómo la ven. Un saludo a los que califican como 'nefastas' a todas las entradas; me muero de ganas de que me manden los links de sus espectaculares blogs.
Luego de leer lo que escribe en el blog, me agrada tu idea y màs la propuesta de la acciòn participativa por quienes gustamos de la musica (aun en pañales) y los aportes a...... puedo decir que de cierta manera los sonidos aportan en construcciones de identidad momentaneos pero tambien en el rompimiento de temporalidades. pareciera ser que de cierta manera esos gustos y esa relacion con la musica diferente en cada individuo no fuera màs que en su respuesta en el sentir y vivir, pienso que en ocasiones uno se engaña al creer que escuchar ciertos sonidos diferentes, poco comunes, nuevos fueran una diversidad de cosas que lo hacen pretendidamente unico, pero resulta que no que una vez cambia la dimensiòn o escala de observaciòn ese gusto es el consumo de una red de oyentes con esos mismos gustos ya bien constituida. pienso que una cosa es la relaciòn del individuo con la musica (la construcciòn interna) y otra los estimulos externos causados por la expansion de los sonidos y un deseo contenido de ser escuchados que terminan convrtiendose en una sola cosa. que por mas diferentes que pretendamos ser, tenemos unas mismas formas de sentir. (esa es mi aproximacion u opinion al respecto). o(n_n)o
ResponderEliminar----Blatta 1979